domingo, 6 de abril de 2008

Primaverando



Suena el despertador.

Entre las prisas del agua, el café, las tostadas, se despide la noche.

Cierro la puerta de casa y respiro el aire frío y húmedo...la mañana aguarda.

Abro el coche, comienza la música. Y otra vez es el correr, el frenar, el ceder el paso con una sonrisa, el esperar colas interminables, el sonido de los claxons desesperados, los semáforos y ¡al fin! la paz de la llegada.

Aparco. Me despido de mi música (sólo por un ratito) y me apresuro de nuevo acelerando el paso.

Pero los naranjos me saludan con su abrazo, que desarma, y que huele a verde y a azahar. Y ya no hay prisas...sólo el placer de su arrullo de Primavera.

Recuerdo las palabras de Amalia..."siempre nos quedará el arte"...

Detengo mi paso y la brisa de la mañana derrama flores sobre mis cabellos.

Es cierto, Amalia, nos queda el arte. Tomo una flor entre mis dedos. ¡Qué pequeña y qué grande puede ser la belleza!.

Me apresuro de nuevo, guardando la brisa perfumada en mis pulmones.

Abro la puerta y estalla un ¡Buenos días! con voz cantarina, mientras, sencilla y mimosa, la Primavera sonríe con mis labios.

2 comentarios:

Jabuga dijo...

Vale... fue un día tierno :)

Es increible cuánto afecta la meteorología al estado de ánimo.

Jabubesssss

Unknown dijo...

Pablo García Baena: "La poesía algún día salvará el mundo".

Y espero que nos salve de verdad, porque está claro que con fórmulas como el 'bienestar social' lo único que hacen es crear abismos entre las personas.
Eso sí, la primavera es para todos.