Querida mamá:
El otro día estuve viendo unas fotos en blanco y negro de esas q me encantan, en las que estamos en la azotea, en aquella azotea en la que ponías cuando eramos pequeños, unos barreños de zinc al sol, llenos de agua, jajajjajaja, la de chapuzones q me habré dado cada verano en mi barreñito. Nos pasábamos la mañana entrando y saliendo del barreño, jajajajjaja, mientras repetías hasta la saciedad: “¡cuidado niños!, no os resbaleis…“, la de piñazos que me habré dado saliendo del barreño. Y aquella obsesión tuya por esperar a que el agua estuviese caliente, jajajaja, pero si habría 20 litros de agua, ¡mamá!. Recuerdo también que cubrías parte de aquella azotea con una colcha vieja, a modo de toldo, para que no nos torrásemos, y es que aquellos si eran de verdad veranos.
Recuerdo un día q nos trajiste unos caracoles del mercado y éstos no se asomaban ni a tiros, llegó la hora de comer y exhaustos de cantar a los caracoles, entramos en casa dejandoles bajo un sol de justicia, con la esperanza de que sacaran, como cualquier caracol q se precie, sus cuernos al sol, y así jugar con ellos, ¿a que pretenderíamos jugar con un caracol?, el misterioso mundo de un niño es insondable; el caso es q después de comer nos quedamos dormidos en el sofá escuchando el telediario, q era tela de aburrido, cayendo así los caracoles en el olvido. Cuando por la tarde salimos a jugar con nuestros caracoles, ¡mi madre!, jajajjaja, estaban “achicharraos”, no se habían movido de donde les dejamos.
Querida mamá, aquí estoy de nuevo y esta vez te traigo una sorpresita q va a gustarte, una canción que te he escuchado cantar durante toda mi vida, de hecho me la sé enterita, jejejej, pero no, no te la voy a cantar yo, eso lo dejo para el que creo fue tu amor platónico, y supongo, q a estas alturas te habrás marcado ya con él más de una cancioncita.
¡¡Va por ti mamá!! y por todos aquellos que han perdido su vida en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
8 comentarios:
Hablando de barreños:
recuerdo unos pollitos amarillos que vendían vivos en la puerta del mercado, como promoción de alguna marca de sopicaldo.Aquello parecía de juguete,pero estaban vivos, coñe.Les pintábamos las plumas de colores raros(con mercuriocromo,añil de lavar,verde persiana,etc.)convirtiéndolos en "pollitos-punkies",correteándolos por la azotea y terminando todos en el barreño de zinc -eso sí, previamente calentado con energía solar, que ya eramos ecologistas entonces- para darse un buen baño...ni que decir tiene que el pollito que sobrevivía al veraneo y lograba hacerse adulto, podría ganar medallas y medallas de oro... en peleas de pollos, claro.
E oncluso podrian haber sido unos buenos pollitos-comando-gurka...wawawawaakjakakjajkajakaayyyy
Jajjajajajaj, uno beso virgi.
Pues yo tenía uno pollito sin pintar, al q llamábamos Luciano y que me hacía correr por toda la casa hasta alcanzar la silla de turno para despues gritar: "mamáaaaaa, mamáaaaaaaaaa", juer es q me daba uno zuzto.
Me alegro de verte
Lo del baño de zinc, o cinc, o como quiera que se escriba, son también mis recuerdos del pueblo, de esos que ya hablé tiempo atrás. No se te acababa de quitar un cardenal (o amatoma, como diría chiquito) cuando ya tenías otro al lado. Si es que de niño uno está lleno de arañazos, calcamonías, manchones negros de mierda, lengua roja de fla golosina, y bichos varios entre las manos.
Pobres caracoles... murieron 'desperdiciados'
Al hilo del comentario hecho por Jozé Manué Febrero:¿qué hay de los humanos desperdiciados?(a montones)
jaime, los humanos... no lo dudes, no valemos pa ná. Lo nuestro es sólo una ilusión... pero que bonita a veces.
Y soy José Antonio, señor virginiano.
Kiyo, Juan Antonio, que lo de Jozé Manué es coña...
jajaja, si es que hay que reirse contigo kiyo, no te va ná la guasa...
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