jueves, 8 de mayo de 2008

















A alguien le suena esta Torre??

10 comentarios:

El Ratón Tintero. dijo...

Esa es la Torre del Viento ;-)

Leila Sand dijo...

Jajajjajaja, no me digas q la conoces??, jajajja.

Pues si es así hemos debido vernos en alguna ocasión, jajajaj.

Kisses ratoncita

Unknown dijo...

La Torre de que viento, del que ha soplado en Birmania, el de Tarifa, o sólo es una brisa mañanera?
Hay una torre de los vientos en Roma, creo, pero no es ésta.
Estoy en ascuas ¿dónde está?

Leila Sand dijo...

Pues en Aznalcóllar, cuando vas llegando por la carretera, se ve a la derecha arriba del todo.

El Ratón Tintero. dijo...

Joselito, lo tuyo tiene delito :-)
Mira que no haber mirado arriba a la derecha nada más entrar en tu pueblo... ainssss
Me parece que voy a tener que confesar al final, de lo contrario pasaré otra noche con remordimientos de conciencia.
Leila Sand, para otra vez que pongas una adivinanza, ¡quita el nombre a la foto mujer! :-P

Unknown dijo...

Es verdad, tiene delito. Tanto me parecía ella que no podía ser ella. El cerroviento, así lo escuché toda mi vida. ¿Cuántas veces tenemos la evidencia ante los ojos y no lo vemos? Supongo que ahora lo que he escrito sobre Aznalcóllar parece falso, siendo tan real. No tendría sentido.
No está entrando por ninguna de las carreteras. Si vienes por Gerena, encuentras la mina y ... bueno, ahora todo está muy cambiado, hace tiempo que no voy, pero me parece que hay naves industriales antes de llegar al cruce. Si vienes por Sanlúcar, la carretera es muy recta, ves todo el pueblo a lo lejos desde algunos kilómetros (evidentemente la torre) y cuando llegas, la discoteca (que buenos ratos pasé, quizás ya no exista), la gasolinera, el quiosco de mi primo lejano que tuvo un accidente de moto, el Loreto, más adelante, cuesta abajo, el cruce... Parece que me estoy excusando. No tiene sentido. De todas formas, quería compartir mis recuerdos, y al final he quedado como un idiota

Leila Sand dijo...

Jajajajajja, qué! ratoncita eres, jajajja. Pensé que la conocías.

Realmente a quien pensé que alguno podríais conocer es al dueño de la torre, es bastante conocido en Aznalcóllar, y un buen amigo mio.

Y Jose, lamento que te hayas sentido así, no tiene ninguna importancia conocerla o no haberte dado cuenta. Simplemente pensé q podrías conocer al dueño de la Torre nada más.

Uno kisses

Unknown dijo...

conozco al dueño de la torre, Jose Julio, me llevó un tema laboral hace varios años, y no guardo un buen recuerdo de él. Te lo contaría, pero hace muchos años, ya no importa. Sólo te digo que así se compra una torre cualquiera.

Leila Sand dijo...

Jolin jose, pues me gustaría q me lo contaras, yo tb conozco a jose julio, a mí nunca me ha llevado nada laboral, bueno cuando yo le conocí, él ya no ejercía.

Me sorprende un poco q jose julio pueda dejar un mal recuerdo, pero ya sabes eso de "nadie es perfecto" (con faldas y a lo loco), jejeje.

Me lo cuentas??, vale??.

kisses pá tos

Unknown dijo...

Te lo cuento resumido Leila. Yo trabajé en Diario 16 unos 13 años. Conocí los tiempos de gloria y asistí a su extrema unción, su muerte y su enterramiento. Como se dice, yo estuve allí. Era maquetador (otro día te contaré como era el primer ordenador que usé).
Diario 16 pertenecía al Grupo 16, que editaba además del periódico multitud de revistas, tales como Cambio16, MarieClaire, Motor16, La Casa, Historia16, Basket16, Gente y Viajes, periódicos económicos, y libros de vez en cuando. Un monstruo, vamos.
Bueno, que me enrollo. Cuando empezó la crisis, como suele pasar, dejaron de pagarnos algunas nóminas, y algunos compañeros decidimos denunciarlo y llevarlo a magistratura de trabjo. Fue entonces cuando alguien nos habló e José Julio Ruiz (oye, y ahora que recuerdo, a mi padre le arregló lo de la pensión), bueno... que nos llevó el tema que evidentemente estaba ganado, pues las pruebas eran irrefutables. Nos pagaron las nóminas atrasadas, pero luego ya se encargaron de mangarnos el dinero, otra vez, más adelante, en la siguiente crisis. José Julio cobró su parte y se calló un dinero que quedaba en el juzgado para nosotros, pero como lo ignorábamos deducimos que pensaba quedárselo él, como también supusimos que había hecho anteriormente. Consta que él no nos dijo nada. De todas formas, fuimos a la secretaría correspondiente y reclamamos el dinero (una cantidad, digamos, para tirar dos semanas enteras) y nos lo dieron.
Y ya está Leila.