miércoles, 15 de octubre de 2008

Debo ser la capitana, he sido la última en abandonar el barco



Quisiera hablaros de Celia, ella…es una maestra, mayor, muy mayor, jubilada hace ya muchos años, gallega, soltera y con muy malas pulgas.

Me tocó atenderla el otro día, está operada de cáncer de mama y ahora va a rehabilitación de su brazo. Fue un encuentro de tropiezo tras tropiezo, cuanto más amable quería yo ser, más borde era ella conmigo. Cuanto más le sonreía, más seria se ponía ella y cuanto más hablaba yo, más hermética se volvía ella.

Miraba a sus ojos y casi, casi, podía tocar su corazón. Se agolpaban en mi cabeza todos los calificativos que sobre ella habían hecho mis compañeras, impertinente, grosera, irrespetuosa, orgullosa…ufff!!. Me preguntaba cómo nadie, absolutamente nadie podía ver más allá de todo aquello. Estaba tan claro..., si ya lo decía mi adorado Principito, sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.

Estuve muchas horas con ella, ¡gallega! imaginaos, me vuelvo loca con las nécoras, los percebes, los centollos, desde pequeña voy a Galicia, necesito ir al menos una vez al año, este año no he ido, y así toy yo, sin ti…, jajajjja, es una canción; se había topado con la horma de su zapato, bueno…o algo parecido, el caso es que ambas, siendo tan distintas teníamos un montón de cosas en común y al fin y al cabo habíamos arribado a un mismo puerto.

No voy a relatar todo el día que pasamos juntas, porque estoy aquí para despedirme, y a mí eso no me usta, el caso, es que esta mañana volví a verla, hoy eran otras compañeras quienes se ocuparon de ella, pero el destino quiso que coincidiéramos en un momento de la mañana y el destino también quiso que ambas sintiésemos una profunda alegría al volver a vernos. Sonreímos a la vez, y a la vez, ambas abrimos nuestros brazos para fundirnos en un abrazo, donde poco importaba ya su grosería, ni mi ternura, nada de eso contemplamos, sólo la alegría de volver a vernos, de volver a sentirnos queridas, de volver a encontrarnos con nosotras mismas.

Con este sentimiento finaliza mi etapa en el blog que iniciamos las 3 mosqueteras hace ya casi un año, ahora, ha llegado el momento de mi despedida, Chinche y Jabuga se fueron ya hace algunos meses, ahora me toca a mí, estoy triste, no puedo evitarlo, sentía el pisito como una especie de hogar, donde mi madre siempre estaba presente, no sé, como soy una romántica rezagada me cuesta abandonar, y como no podía ser de otro modo me voy con un buen pelotazo en mi mano, una canción y uno peazo sonrisa.


A mí las despedidas no me molan, así que sólo me queda decir

Uno kisses







Los vencedores no son aquéllos que están siempre aferrados a sus bienes; ni los que se pasan la vida rezando con las cuentas secas del deber; son aquéllos que aman porque viven, y vencen de veras porque de veras se dan; los que aceptan el dolor con toda su alma y con toda su alma separan el dolor; los que crean porque conocen el secreto de la única alegría, que es el secreto del desprendimiento. Rabindranath Tagore

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