miércoles, 1 de septiembre de 2010
Sueño de una noche de verano
Siento que falta el aire, no sé cómo he llegado a esta nueva atmósfera que oprime mi pecho y me llena de angustia. Has dejado sombras de tus huellas en mi tierra estéril y durante un instante infinito, fuiste capaz de elevarme al cielo.
Tus manos fueron manantial de agua cristalina donde hundía las mías, y la sonrisa que iluminaba mi boca, la dibujaste con la ternura de tus labios.
Tus abrazos cincelaron una sirena con mi cuerpo y en otro instante infinito, pude volver a mi mar.
He tomado tus ojos por mi espejo y su reflejo, ha hecho que brotasen todas las verdades que mi corazón esconde.
Has desatado una tormenta en mi alma.
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4 comentarios:
No hay tormenta o temporal que un buen capitán no sepa capear,... ya sabe Vuestra Merced que (dentro de nuestras limitaciones) mi barco y yo, capeamos las marejadas que gusteis.
Gestos desatados variados.
Hola Capi, me alegra que sigas ahí.
Un beso con abrazo
No tengas preocupación alguna, todo lo estropearas, siendo consciente y dandote nien cuenta.
¡Vaya!, eso es lo que yo llamo una persona optimista.
En cualquier caso, querido Anónimo, se debe dar la cara.
¿No serás una mujer despechada?.
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