Replicante

Amor, te cruzas una y otra vez en mi camino y no puedo verte, pasas a mi lado, me rozas suavemente y no puedo tocarte, llegas cada noche a los pies de mi cama y no puedo sentirte; sólo el sonido de la puerta cerrándose a mi paso, la luna alumbrando mi silueta en el portal, y el cielo salpicando mi vestido con sus lágrimas, llegan a mí cada noche.

Tengo espinas clavadas en el alma y la misma pregunta golpeándome después de tantos años. Tal vez fui cobarde, qué sé yo, quizá no supe amarte. He necesitado tantas veces refugiarme entre tus brazos, tantas veces he implorado tus caricias,… y esta despiadada ausencia me destroza el alma, y es ya demasiado tarde para seguir las huellas, que sólo existen en mí. Me condené para siempre a perseguirte inútilmente, y te esclavicé a amarme el resto de tu vida. Condenados eternamente y desterrados para siempre el uno del otro.

Amor, ¡cuánto te he echado de menos!, ¡cuánto sigo echándote de menos!, tan lejos y tan cerca.

Este doloroso invierno jamás dará paso a la primavera y mis ojos seguirán humedeciéndose al comprender lo tarde que sentí que me querías, que ellas sólo fueron “replicantes”. Ahora, soy yo quien se ha convertido en una de ellas, soy yo quien posee recuerdos implantados,y... tal vez sólo me queda decirte... “todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir“ (Blade Runner).